lunes, 29 de enero de 2018

1945: La Guerra Civil Italiana



Habíamos repasado qué pasaba con Italia tras la Primera Guerra Mundial, pero aun no os había contado qué pasaba con Italia DURANTE la Segunda Guerra Mundial. Porque los italianos se parecen mucho a los rumanos: no saben entrar en una Guerra Mundial sin liarla muchísimo.

En el periodo que va desde julio de 1943 a mayo de 1945, Italia sufre una invasión desde el sur, una invasión desde el norte como respuesta a la invasión desde el sur, un proceso de guerra civil y a la mafia dejando su sello personal en todos sitios.

Después de haber derrotado al Afrikakorps, los Aliados empezaron a planear el salto del Norte de África al Mediterráneo. Comienzan con Sicilia y logran que el Rey Víctor Manuel II capitule ante los Aliados en nombre de las fuerzas italianas, después de haber ordenado encarcelar a Mussolini.

La Repubblica Sociale Italiana invirtió grandes cantidades en I+D para ganar la guerra. En la foto, "soldados con ramas", su obra magna.

Tras la capitulación, los Aliados  cruzan el estrecho de Mesina y los alemanes invadieron a su antiguo proveedor de pizzas de confianza. Paracaidistas alemanes liberaron a Mussolini y lo pusieron al mando de la Repubblica Sociale Italiana, siempre bajo tutela alemana (porque no se fiaban demasiado de la eficiencia italiana). En el norte de Italia comenzó una represión durísima contra todo aquel que no fuera fascista, con el visto bueno de las divisiones alemanas.

Los Aliados avanzaron por el sur hasta llegar a la Línea Gustav, cerca de la ciudad de Cassino. Mientras los Aliados estaban ocupados (¡casi cinco meses ahí parados!), el Eje pudo preparar la siguiente línea de defensa: la Línea Gótica. Las cosas se complican políticamente para Italia cuando los Aliados entran en Roma y el Reino de Italia ofrece tropas para luchar contra la República Social Italiana.

La Línea Gótica: el último bastión de los alemanes en Italia.

Los alemanes reaccionaron un poco mal al enterarse que sus antiguos aliados habían tirado la toalla. Cabreados, cruzaron los Alpes y pusieron bajo su mando los restos de las divisiones italianas que no aceptaron la capitulación. No faltaron colaboradores deseosos de medrar o fascistas de corazón, aunque lo cierto es que los alemanes siempre miraron con sospecha a los italianos.

Los soldados italianos se vieron en una situación comprometida: luchar con el Eje o rendirse, tal y como les ordenaba su Rey. En líneas generales, el ejército italiano fue desmantelado y depurado, tal y como se hace con un ejército derrotado. Muchos soldados simplemente abandonaron el uniforme e intentaron volver a sus casas, otros incluso llegaron a colaborar con la Resistencia.

Por su parte, la Resistencia Italiana hacía que la Resistencia Francesa pareciera una excursión de niñas de 10 años de colegio de monjas. Cuando comienza la liberación de Francia, el país apenas llevaba 4 años de ocupación, pero es que Italia llevaba desde 1922 bajo dominio fascista.  Comprenderéis la diferencia cuantitativa de ganas de venganza en el momento en el que los Aliados se dieron cuenta de lo útil que sería suministrarles armas.

Ese incómodo momento en el que la bandera te roza con lascivia y te susurra guarradas pero no puedes hacer nada y buscas con la mirada la complicidad del fotógrafo.

La Resistencia Italiana era mayormente comunista. Concretamente comunistas que estaban curtidos ya en ser detenidos y apaleados en las comisarías, tíos a los que no se les caían los anillos si había que pegar cuatro tiros. También había intelectuales, disidentes y ciudadanos cansados del Partito Nazionale Fascista, pero todos estos podían tener más reparos en eso de salir a la calle a pegar tiros y a hacer la revolución. En la posguerra, esa diversidad de grados de fanatismo llevará a discusiones sobre la lealtad, con sus correspondientes purgas internas.

Allá donde las fuerzas de ocupación eran más débiles y el poder del PNF se resquebrajaba, aparecían células de la resistencia que hacían la vida imposible a los fascistas notorios del lugar. Los italianos tenían que despilfarrar demasiados recursos si querían abastecer las líneas del frente; o eso o destinar grandes esfuerzos en vigilar sus propias espaldas. Los actos de sabotaje e insumisión se dispararon, sobre todo en las zonas rurales.

Partisanos italianos. Te matan y hacen que tus últimos momentos de vida sean desagradablemente eróticos cuando ves sus pantalones TAN cortos.

El punto álgido de esos partisanos fue cuando capturaron al propio Mussolini y a Clara Petacci mientras intentaban huir a Suiza. Ejecutados sumariamente, fueron expuestos bocabajo en una de las plazas principales de Milán como aviso público. Como os había dicho un poco más arriba, la Resistencia Italiana realmente le tenía ganas a Mussolini.

Finalmente, el sello “Italia, que hermosa eres” lo pone algo tan característico como la Mafia. Unas veces colaborando con unos y otras veces en el bando contrario, estaba por ahí intentando sacar tajada, sobre todo en las zonas de Nápoles. Los mafiosos suministraron información valiosísima (con fotografías o como guías) a los Aliados a cambio de inmunidad. Las familias aportaron carne de cañón a ambos bandos a cambio de poder continuar con sus actividades. Y la jugada les salió bien durante décadas.

Desertores, mafiosos, fascistas, soldados Aliados, soldados nazis, partisanos… todo eso, en una mezcla explosiva, era la Italia de 1945.

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