Hoy estoy un poco cansado (tanto física como
intelectualmente) y por eso voy a ir a lo fácil. Pollas. Enormes.
El 90% del humor tiene que ver con dobles sentidos (y sus
consecuentes malentendidos) sobre órganos sexuales. Ahí están chistes como el
del Perro Mistetas, que simbolizan el cénit del humor popular de nuestro
tiempo. Pero los romanos no eran de esas sutilezas.
Los romanos querían pollas. Pollas de proporciones absurdas
y tamaños que harían gritar de emoción a Jorge Javier Vázquez. Los romanos también
eran un pueblo que creía que el mejor plan para una primera cita era ir al
pueblo de al lado y raptar al máximo número posible de mujeres en edad fértil.
Insisto en lo de que los romanos no eran de sutilezas, por si no había quedado
claro.
Me pone 200 gramos de salchichón.