domingo, 3 de julio de 2016

Averly, la joya industrial despreciada



Lo que voy a escribir puede que no interese mucho a todos esos lectores del blog que están más allá del Gran Charco, pero para mí es bastante importante.

Zaragoza es mi ciudad; a la que, por cierto, estoy muy unido. No siempre ha sido una ciudad modélica y, desde luego, no siempre ha tenido respeto por su propio patrimonio. En mi cabeza de historiador no logro comprender cómo se pueden subordinar los valores del patrimonio cultural a los del lucro individual. En la época del desarrollismo tardofranquista, numerosos palacetes modernistas se derribaron para hacer sitio a enormes moles de hormigón. O la Universidad de la Madalena (para diferenciarla de la actual Universidad de Zaragoza), una construcción del siglo XVI que se derribó sin miramientos en el año 1968. Por no hablar del derribo de la Torre Nueva a finales del siglo XIX, una torre mudéjar inclinada como la de Pisa.

La Torre Nueva: DEP

Pero uno, ingenuamente, querría pensar que los desmanes caciquiles quedaron atrás cuando llegó el siglo veintiuno. Estábamos en el futuro, una época en la que había un interés por conservar y restaurar el patrimonio, para que los hijos de nuestros hijos pudieran disfrutarlo.

Pero me equivocaba, seguimos teniendo una élite a la que poco le importan las “piedras viejas” porque su vida (y riqueza personal) está unida al hormigón nuevo. Constructores sin escrúpulos: el tipo de personas que ponen cuadros en su cuarto de baño para hacerse los entendidos de arte mientras sus excavadoras nos arrancan el patrimonio público a los ciudadanos.

¿A dónde quiero llegar con esto? Pues recientemente se ha aprobado un plan para derribar uno de los pocos ejemplos de casa-factoría que quedan en Europa, fechado en el siglo XIX. Que si, que dicen que van a conservar la parte bonita del conjunto, pero si no se protege en conjunto pierde el contexto. Es como si dentro de 500 años se intentara derruir uno de los últimos casos de “casa del pueblo con piscina” alegando que lo importante es sólo la casa, que la piscina es prescindible. Lo mismo ocurre con Averly: si se conserva sólo una parte, no deja de ser “otra” mansión señorial del siglo pasado.

Averly en todo su romántico y decadente esplendor.

Hablar de los inicios del siglo XX para Zaragoza es imposible sin mencionar la fundición Averly. Esta industria siderúrgica y metalúrgica poseía importantes talleres mecánicos en la ciudad, de los que salió el mobiliario urbano durante décadas y décadas. Desde farolas hasta fuentes de las plazas y jardines, pasando por monumentos tan conocidos como el del Justicia de Aragón, el león de Alfonso el Batallador o los chapiteles de El Pilar.

La fundición participó activamente en la Exposición hispano-francesa de 1908, celebrada en Zaragoza. Su actividad metalúrgica estuvo relacionada con exposiciones internacionales de Paris, Londres o El Cairo. Averly fue en su momento el icono de la modernidad más puntera del momento.

Averly fue un cauce por el cual entraron nuevas técnicas y tecnologías a la industria española. No sólo Zaragoza se benefició de su labor metalúrgica: todo el valle del Ebro, pequeños pueblos incluidos, tienen alguna muestra de su trabajo en alguna de sus plazas. Industrias ya desaparecidas encargaban las piezas de maquinaria a la fundición zaragozana. Las piezas para tender vías de ferrocarril en Aragón fueron creadas en Averly.

Plano de los diferentes usos de la factoría. A modo de curiosidad.


De todo ello se guardaba molde, copia de los planos y muestra de algunos trabajos. Eso significa que la fundición es un enorme museo industrial que abarca desde principios de siglo XX hasta nuestros días. En un país desarrollado, eso significaría el inicio de un proyecto de arqueología industrial, que podría culminarse con la reconstrucción de maquinaria funcional del siglo pasado.
Pero España no es un país desarrollado.

España vive de pisos nuevos.

España no respeta su patrimonio histórico porque los constructores sólo saben mirar para sus bolsillos. De nada sirve conservar un cascarón vacío y levantar de los escombros bloques de pisos.


Qué más dará que nuestros hijos no sepan nunca apreciar la relevancia de edificios modernistas. Tendrán enormes moles de hormigón que les recordarán la época en la que importaba más el lucro que la cultura.


Distinguidos obreros decimonónicos de la fundición.


Para más información:

https://averlypatrimonioindustrial.wordpress.com/ Información sobre la fundición Averly.

http://apudepa.com/ Página web de Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés.

http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=1628 Página en la Gran Enciclopedia Aragonesa.

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