Esta semana vamos a retrotraernos a mi etapa favorita: los
locos años 20 europeos. Esa época marcada por la divertida posguerra, el
esplendor cultural, la decadencia económica y el auge de los autoritarismos. Casi
nada.
La Segunda Guerra Mundial. Un conflicto que probablemente
recordarás del cine, de series, del Call of Duty (antes de que les diera por el
rollo moderno) y del Canal de Historia (antes de que les diera por considerar
“Historia” a los aliens). Aunque no fue tan guay como la Primera Guerra
Mundial, por eso de que ya se sabía cómo organizar estas cosas y a nadie le
pillaba de sorpresa, pudo haber empezado antes: hubo un intento de toma de
poder por parte del NSDAP (los nazis, vamos) en Múnich en 1923.
A diferencia de una revolución, que si no hay un poco de
derramamiento de sangre parece que es demasiado sosa, un golpe de estado bien
dirigido se caracteriza por evitar un conflicto abierto. Un buen golpe de
estado lo único que hace es aparecer como por arte de magia y dar al “pueblo”
lo que “quiere”. Aunque el propio pueblo no sea consciente de lo que quiere. Y
como comprenderéis, algo tan delicado no puede elaborarse entre cañas en una
cervecería.
O sí, porque eran otros tiempos.
- Klaus, creo que nunca debidos dejar a Adolf hacer ese viaje a Perú
- Por lo menos le he convencido para que en Múnich no les toque "el cóndor pasa" con la flauta andina