domingo, 22 de febrero de 2015

La Guerra Civil Española (vol. II)



La Guerra Civil es mucha guerra como para quitársela de encima en una sola semana. Por eso hoy toca seguir con más de lo mismo: si la semana pasada quedara explicada en líneas generales lo que vino a ser el transcurso de la guerra, hoy toca explicar lo que supuso para la sociedad española.

Nada más comenzar la insurrección militar, en el sector republicano, la población pidió armas en ayuntamientos  y edificios gubernamentales. El reparto de armas fue un duro trago que se llevó por delante a dos presidentes, que dimitieron antes de repartir armas, Finalmente el pueblo en armas surgió en ayuda de la República. La parte negativa es que el gobierno legítimo dejó de tener el monopolio de la violencia y comenzaron las represalias personales… ¿Te acuerdas aquella vez que me moviste las lindes? ¿Y aquella en la que me robaste las peras? Pues tiro en la nuca y quedamos en paz.

El golpe de estado desarticula el aparato institucional republicano, dejando al gobierno electo controlando solo Madrid. Y eso siendo generosos, porque las calles eran controladas por las milicias que no respondían ante ese gobierno. Ese vacío de poder queda rápidamente subsanado por comités revolucionarios formados por los comités sindicales, que comienzan a hablar de un nuevo orden social y empiezan a articularse las milicias.

- Por aquí pasará el enemigo, reforzad posiciones
+ ¿Cómo lo sabe, mi capitán?

Casi instantáneamente la zona republicana se convirtió en un hervidero de comités milicianos imposibles de controlar: diferentes asociaciones fragmentaron el poder político, llegando a suprimirse el dinero en algunas localidades, incautarse tierras y empresas… en definitiva, los comités establecieron todo lo necesario para controlar la calle según el nuevo orden. Poco menos que un “bienvenidos a la república independiente de mi pueblo”.

Como no podía ser de otra forma, los registros de la propiedad, símbolos religiosos y cualquier cosa que oliera mínimamente a “Viejo Orden” se destruyeron para demostrar que había llegado una nueva era. Además, se eliminaron (ya mediante la cárcel o la ejecución) los enemigos de clase y los sospechosos de apoyar el golpe. En otras palabras, si las pinturas del siglo XIII de la ermita de tu pueblo te resultaban ofensivas, solo tenías que golpearlas un poco y pintarles encima, con letras enormes, un “CNT-FAI” y pronto dejaban de oprimir a la revolución. ¿Patrimonio? No sé de lo que me hablas.

Miliciano: Te libras de mi ira de historiador porque son cabezas de escayola sin valor alguno. Y porque además son una ofensa para el buen gusto.

Todo ese estallido de violencia dejaba en muy mal lugar a los republicanos en el panorama internacional, por lo que el propio gobierno tuvo que invertir muchos esfuerzos para restituir su poder pedido frente a los sindicatos. El esfuerzo en la retaguardia estaba enfocado a ganar la guerra, canalizando el esfuerzo civil  a reconstruir el ejército y el Estado. El aglutinante fue el Partido Comunista, que si bien no era muy importante, era el que tenía una jerarquía y una disciplina más desarrollada.

Las milicias fueron sustituidas por el Ejército Popular, formado por brigadas mixtas de milicianos y militares, en un intento de lograr una actuación disciplinada y cohesionada. Se sustituyó a los comités revolucionarios locales por consejos municipales, que pasaron a pasaron a utilizarse como nexo entre el Pueblo y la alta jerarquía estatal.

¿Pero por qué el Partido Comunista llegó a identificarse con la Segunda República? La duda entre  los políticos era si hacer la guerra o hacer la revolución, para el PCE fue claro que primero había que ganar la guerra y luego hacer la revolución, integrando por el camino si hiciera falta a las asustadas clases medias burguesas. Esa visión realista de la guerra hizo ganar enteros al PCE, asesorada por los soviéticos y su visión de la jerarquía, disciplina y orden. El PCE se convertía en un partido interclasista, integrando todos los sectores sociales incluidos a los pequeñoburgueses, enfocando su discurso a la lucha antifascista.

Como no podemos traer a tu madre al frente para que te diga "abrígate, que va a refrescar", te ponemos estos carteles.

El triunfo del modelo comunista interclasista derriba el gobierno de Largo Caballero y asciende el tercer y último gobierno de la República: el gobierno de Negrín (mayo de 1937 hasta su final). ) En un contexto de derrotas militares por toda la geografía española, la Segunda República adoptó el lema “Resistir es vencer”,  buscando una estoica resistencia hasta que la guerra estallara en Europa y las democracias europeas ayudaran a la República. Porque a estas alturas era indudable que algo gordo planeaban los alemanes.


En la zona sublevada no hubo la división entre revolución/guerra y todo fue muchísimo más soso. La contrarrevolución y el conservadurismo configuraron el Nuevo Estado, el poder se concentró en manos de los militares (en concreto en la Junta de Defensa Nacional al inicio y posteriormente a Franco, nombrado Generalísimo por los primeros). Franco asumía el control del Estado y  del ejército, utilizando como herramientas de consolidación de poder la Falange y la Iglesia.

Rápido, una pose casual para que el final de esta actualización no quede tan abrupto...


...ah, mucho mejor ahora, dónde va a parar.

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