domingo, 21 de diciembre de 2014

La Segunda República Española (I)



Después de que unas anginas ocuparan mí día a día de una forma bastante egoísta, quedándome como secuela una tos seca y una irritación de garganta bastante sugerente. Es más, propongo sustituir el dicho popular “como la bandera de Japón” por el de “tan rojo como la garganta del tipo ese que escribe en Diario de un vago histórico que es tan fácil de plagiar”. Es más largo, lo sé, pero tiene muchísimos más matices.

Pero menos quejarme y más escribir, que llevo dos semanas de vacaciones forzosas y toda hablar de uno de los temas más controvertidos de la Historia de España: la Segunda República. Si eres de izquierdas, será una utopía truncada a la que recurrir todo el tiempo y si eres de derechas será un periodo en el que los comunistas comían bebés subvencionados por el Gobierno, sin términos medios.

Pero seamos profesionales y contemos las cosas como fueron y no para agradar a partidos políticos ¿Vale?

La Segunda República se proclama tras un escueto triunfo en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931. Las zonas urbanas dan una clara mayoría a los republicanos mientras que las zonas rurales son más partidarias del orden tradicional monárquico. Sin embargo, las primeras serán dadas a hacer mucho más ruido que las tranquilas zonas rurales, quedando en los documentos las grandes aclamaciones y baños de multitudes de la proclamación de la república.

Pequeño truco de historiador: si ves mucha gente feliz agitando banderas y...
a) ...la fotografía es en blanco y negro: es la proclamación de la Segunda República
b) ... la fotografía es en color:  es que ha ganado la selección española
Aunque, también es cierto, que Alfonso XIII no tenía ningún apoyo firme con el que hacer frente a los republicanos. Si el rey se vio obligado a dejar el trono fue porque no tenía armas con las que defenderlo, no por espíritu caritativo: en diciembre de 1930 se había fusilado apresuradamente a los capitanes Fermín Galán Rodríguez y Ángel García Hernández, que se habían sublevado en Jaca en un intento más simbólico que real de proclamar la república.

Eso significa que a cuatro meses de que el clamor popular fuera incontestable, el rey estaba tomando medidas draconianas y desesperadas para mantenerse en el poder. Contrariamente a lo que se pretendía, la dura represión que sufrieron Galán y García Hernández los elevó a la categoría de mártires republicanos y dieron el tiro de gracia póstumamente a la monarquía española.

Inicialmente, la República tuvo que pasar una etapa transicional de abril a diciembre de 1931.  Se iniciaron las primeras reformas que pondrían a la atrasada España a la altura de sus vecinos (a la altura de Portugal no, que sería un atraso, me estaba refiriendo a poner a la altura de Francia) en materia política y moral. Porque resulta que, aunque Primo de Rivera hubiera modernizado algunos sectores económicos no era en absoluto suficiente y la vida pública seguía en manos de los que tradicionalmente la habían controlado.

Es comprensible que una de las primeras medidas fuera encaminada  a la secularización del Estado. En la Constitución se estableció la libertad de cultos en España, la separación de la Iglesia y el Estado, la limitación de las congregaciones religiosas y, en definitiva, la creación de una nación aconfesional que es lo que se estaba llevando en el resto de Europa desde hacía una temporada.

Disfrazarse de representación antropomórfica de la Segunda República Española es lo que lo peta en 1931. Que juventud más alocada.

En ese primer momento también se abordó el tema regional, dotando a Cataluña de un estatuto que respondía a una visión unitaria de España y no federal, por lo que los catalanes se enfurruñaron un poco. Además se subordinó el poder militar al poder civil con éxito (todo el “éxito” que un golpe de estado cinco años después puede otorgar), se abordó la cuestión social con mejoras para las clases menos favorecidas y se puso sobre la mesa la necesidad de una reforma agraria que rompiera definitivamente con los grandes señoríos que hundían sus raíces en el Antiguo Régimen. En este último caso os cuento un spoiler: la difunta Duquesa de Alba aún tenía tierras y palacios que venían de la época de la Reconquista.

Ajustado el caos inicial fruto del cambio diametral de gobierno, se iniciaba el Bienio Reformista (1931-1933). La inauguración de este periodo vino de la mano de la citada Constitución de 1931, que traía cosas tan chulas como libertad religiosa, libertad de expresión, asociación, reunión, derecho de autonomía, separación Iglesia- Estado…

Esta nueva fase tuvo como presidente del gobierno a Manuel Azaña, siendo Niceto Alcalá Zamora el presidente de la república y planteó profundas reformas socio-culturales para los españoles del momento. El divorcio, el matrimonio civil o la secularización de cementerios fueron pasos agigantados en materia religiosa: podías romper la validez de un matrimonio religioso, casarte en un ayuntamiento sin el visto bueno del curo del pueblo o enterrarte en el cementerio del Ayuntamiento (ya que los cementerios pasaron a la titularidad de los ayuntamientos y no de las parroquias), cosas que hasta entonces habían sido impensables para la mayoría de la población.

Representación alegórica de la República española, que queda arropada por los retratos de los más ilustres republicanos, que queda simbolizada como garante de la Justicia y... a quien le voy a engañar. Pongo esta imagen a ver si poniendo teticas suben las visitas y me plagian más

Se reformó la educación, quitando el monopolio que habían tenido las órdenes religiosas, construyendo escuelas estatales, mejorando la calidad de los maestros y pagando misiones pedagógicas que enseñaran a leer y escribir a los habitantes del pueblo más remoto. Paralelamente se intentó mejorar las condiciones laborales de los obreros con medidas que contemplaban una rebaja de la jornada (que por aquel entonces las jornadas laborales harían implosionar a cualquier sindicalista actual) y la introducción de seguros sociales.

A los militares se les intentó mantener contentos, puesto que en última instancia eran los garantes del orden público. Se les permitió un retiro voluntario, que realmente buscaba purgar pacíficamente los mandos de elementos reaccionarios, y se suprimieron las Capitanías generales y la Academia General Militar por idénticas razones. Además se decretó que el cuerpo de oficiales tenía que hacer unos cursillos universitarios en un nada sutil intento de congraciar a militares y universitarios. Sanjurjo, en 1932, dirá que tararí y dará un golpe de estado chapucero (conocido como La Sanjurjada) que será todo un fracaso.

Porque la cuestión social… oh, la cuestión social. Anarquistas y comunistas no estaban muy contentos con la Segunda República, a la que consideraban una “república burguesa y traidora”. Tampoco estaban contentos los monárquicos (sorpresa) ni los tradicionalistas (sorpresa otra vez). Y los sucesos de Casas Viejas, en los que 26 personas fueron masacradas brutalmente por ser consideradas “revoltosos anarquistas”, no hizo más que agravar la conflictividad social y derribar al gobierno del primer bienio republicano.


Y quedando esto un poco largo, dejo para la semana que viene el Bienio Negro y el Frente Popular.


BONUS TRACK: 

El General Sanjurjo disfrazado de gánster o algo así

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