Diógenes era el típico griego genérico que te viene a la
mente cuando dices “filosofo”. Perfil griego, barba canosa y mirada penetrante.
Eso sí, si viviera ahora yo me lo imagino como un punkarra perroflauta con pedigrí más que
como un anciano filósofo venerable.
Solo que Diógenes era el demente filosofo que no eran
sus colegas más acomodados. Al igual que
personas que en su tiempo fueron considerados excéntricos (como Dalí o
Valle-Inclán) se le ha reconocido su genialidad con el paso del tiempo. Hoy en
día señores respetables con pajarita en el cuello pueden hablar de él en
sesudos debates pero en su época debía ser tan temido como un rumano tocando la
acordeón en un vagón de metro.
Diógenes el perroflauta inspeccionando la iluminación de su loft céntrico